¡Vamos a dar la vuelta al mundo de la energía! en Barcelona


«Debemos ser conscientes de que cada factura de energía que pagamos a los oligopolios energéticos representa un empobrecimiento de nuestra comunidad»


Publicado en : Vilaweb


Escrito por: Pep Puig


De un tiempo a esta parte, seguramente habrá oído hablar de la transición energética, que es como se ha convenido en nombrar (tanto en debates orales como en escritos) el cambio que la sociedad actual debe hacer para abandonar, d una vez, la adicción de obtener energía a partir de la quema de materiales fósiles y hacer nacer una sociedad donde la obtención de energía ya no sea a partir del fuego sino a partir de los flujos, es decir, mediante la captación, transformación y uso de la energía contenida en los flujos biosféricos y litosféricos. El cambio que hay que hacer, si queremos sobrevivir dignamente en este planeta, es tan brutal que la palabra 'transición' no le sienta nada, porque da a entender que el cambio se puede ir haciendo de manera pausada y sin prisas, y la situación de emergencia climática requiere que el cambio se haga muy rápido y con mucha urgencia.


Dado que quienes trafican con materiales fósiles no tienen ningún interés en dejar de traficar y que quienes queman estos materiales en grandes instalaciones de combustión tampoco tienen ningún interés en dejar de quemarlos, y que todo esto se ha traducido en que estos poderosos grupos, y los políticos que les sirven, han hecho manos y mangas para entorpecer y retrasar tanto como puedan la penetración de las tecnologías que nos permiten disponer de energía sin necesidad de quemar nada, no tenemos más remedio que trabajar, desde abajo, para hacer posible el vuelco del mundo de la energía. Y, de hecho, ya hay quien lo hace. Todas aquellas personas y familias que toman la decisión de dejar de ser clientes de las empresas oligopolísticas de la energía y pasan a ser clientes de las comercializadoras de electricidad verde y limpia ya van sentando las bases para dar la vuelta que decíamos. También lo hacen aquellas personas y familias que deciden generar la energía que necesitan, ya sea poniéndose instalaciones solares térmicas o fotovoltaicas en casa o participando en la propiedad de instalaciones solares o eólicas comunitarias. Y también lo hacen aquellas personas y familias que rehabilitan energéticamente la vivienda donde hacen vida, porque reducen las necesidades de energía haciendo un uso más eficiente, evitando las pérdidas y luchando contra el desperdicio de la energía, tan habitual en la nuestra sociedad.


Por supuesto que este vuelco puede ser facilitado o entorpecido desde los gobiernos y las administraciones. Pero, al fin y al cabo, quien desempeña un papel clave en este vuelco son las personas y las comunidades locales, haciendo una apropiación social de las tecnologías que nos permiten captar, transformar y emplear la energía contenida en los flujos biosféricos y litosféricos. Debemos ser conscientes, las personas, que cada factura de energía que pagamos a los oligopolios energéticos representa un empobrecimiento de nuestra comunidad, porque el dinero se marcha de nuestro entorno para ir a parar a saber dónde. Los oligopolios practican la clásica economía extractiva que empobrece a las comunidades y, de paso, enriquece reducidas castas que solo se esfuerzan por hacer crecer su riqueza a costa de empobrecer a la sociedad. El vuelco de la energía significa sacar la energía de las manos de aquellos incendiarios del clima que nos han llevado a la situación actual de emergencia ecológica global, y recuperar el poder de generar energía localmente, a partir del aprovechamiento del sol, el viento, el agua, etc., que tenemos en nuestra región.


Este solo hecho puede representar una fuente de creación de riqueza local siempre que las instalaciones de generación (que nos permitan captar, transformar y utilizar la energía contenida en los flujos biosféricos y litosféricos) estén en manos de la gente, o sea que la gente, de forma individual o colectiva, haya hecho una apropiación social de las tecnologías que lo permiten y sea propietaria. Dar la vuelta a la energía significa dejar de hablar de energía y ponerse a hacer como hemos hecho con la retahíla de artefactos que nos rodean (entre ellos, los ordenadores y los teléfonos móviles): hacer una apropiación social de las tecnologías que nos permite captar la energía del sol y del viento. Si hoy una gran parte de la sociedad utiliza widgets tecnológicos como los ordenadores y los teléfonos móviles, podemos preguntarnos cómo es que todavía hay sólo unas pocas personas que calientan el agua con el sol, o con el calor del subsuelo, y ¿generan electricidad con el sol y el viento? Vamos a cambiar la energía, pues, dejando de ser 'consumidores' pasivos y ejerciendo como lo que somos: personas activas que captan, transforman y utilizan la energía de su entorno, convirtiéndose en productoras y usuarias de la energía (prod-users).


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